martes, 30 de noviembre de 2010

¿Qué es el Análisis de las Instituciones Educativas?



Estructuras Comparadas




La ruptura del monopolio del saber

UADER
FACULTAD DE HUMANIDADES, ARTE Y CIENCIAS SOCIALES

Trabajo práctico: La ruptura del monopolio del saber escolar

Carrera: Profesorado de Inglés

Espacio: Análisis Institucional

Profesora: Mónica Keller

Alumno: Cristhian Bourlot

Fecha: 12 de agosto de 2010



Introducción

En líneas generales, este capítulo trata sobre la creación de la institución escolar y las diferentes batallas que libró para legitimarse ante la sociedad. Desde la construcción de roles específicos como la del maestro, el alumno, hasta la selección de los saberes que debían ser “transmitidos” dentro del claustro escolar. Habla sobre esa lucha de justificación para su existencia, y de su parcial victoria de deber ser. Este capítulo es crítico de los orígenes de la escuela, del rol docente y de los saberes escolares, y nos brinda un panorama actual del conflicto entre las nuevas formas de construir el conocimiento y el aún presente modelo de la escuela moderna, amalgamado muchas veces con nuevas tendencias pedagógicas.


Desarrollo

Alianza escuela/familia.

En un primer momento, al surgir la institución escolar como alternativa para la educación de los niños, hubo que desprender a los niños del seno familiar y convertirlos en alumnos. Estos alumnos serían iniciados en la cultura escolar por maestros que debían competir con el rol de los padres en la educación que los niños recibían hasta entonces. La justificación radicaba en que los padres no tenían tiempo de educar a sus hijos en una sociedad cada vez más especializada en el trabajo, y más aún, no poseían los conocimientos para enseñar a sus hijos.
Esta alianza entre escuela/familia se gestó por muchos años en base al consenso y a la fuerza. En base al consenso cuando la familia entendía la institución escolar brindaba los conocimientos que los padres no podían brindar a sus hijos; en base a la fuerza cuando no quedaba otro recurso para tratar de escolarizar a los niños ya que sus padres no querían resignar el aporte a la familia que un niño podía hacer trabajando.

En la medida en que el maestro legitima su rol de educador, la obligatoriedad, y en consecuencia el uso de la fuerza para escolarizar a los niños, pasa a ocupar un segundo plano. Es aquí que rápidamente el maestro se erige como poseedor de saberes incuestionables al punto de ejercer un poder absoluto sobre sus alumnos. En las palabras del autor, “al reino del maestro le sucede la supremacía del saber escolar por sobre la cultura popular o familiar.”
Sin embargo, ese saber escolar comenzó a ser cuestionado desde las propias ciencias, argumentando que el saber que se enseñaba en las escuelas era propio de ellas y de nadie más. La escuela a su vez comienza a negar todo los saberes que no condicen con los propios de la escuela. Selecciona textos mediante los cuales trata de homogeneizar la cultura de una sociedad, negando las minorías.

Los saberes escolares tenían apoyatura en las tecnologías de la escritura de la época, principalmente la imprenta. A través de los textos era la escuela la que decidía qué había que leer, cómo se lo debía leer y cuándo. De esta forma monopolizó los saberes, legitimando eso que formaba parte de lo escolar, y deslegitimando todo lo externo a la institución.
De esta forma, el maestro, poseedor del conocimiento impartido en las escuelas, se legitimaba frente a los alumnos y se convertía al mismo tiempo en ese ser inalcanzable, representante de la civilización como opuesto a la barbarie popular.

De esta forma la escuela adopta rasgos que van a ser distintivos: occidental, por la selección de los saberes; blanca, al desplazar a otras etnias; burguesa, al no aceptar otra clase; y sexista, predominando la idea machista.


Fin de la alianza

Si bien todas estas características marcaron por mucho tiempo a la escuela una vez que hubo sido legitimada, desde hace varios años se comenzó a cuestionar a la escuela por parte de la familia. La escuela es tildada de anacrónica, déspota y rígida. Desde entonces la escuela ha tenido que tratar de legitimarse constantemente adaptándose a una sociedad que demanda cada vez más cosas de la escuela. A diferencia de sus inicios, la institución escolar ya está naturalizada en las sociedades, los padres ven en la escuela un camino para el progreso de sus hijos; lo que se cuestiona, sin embargo, es qué enseña, cómo y cuándo.

Hoy el maestro debe aceptar, tolerar y comprender la multiplicidad cultural que existe de hecho en las sociedades, debe abandonar el discurso hegemónico que trata de nivelar la heterogeneidad de sus participantes. En el presente se demanda que la escuela se prepare para la singularidad, la pluralidad, la diversidad, y que abandone cualquier intención de homogeneización forzada a través de una cultura impuesta. Los diferentes sectores de una sociedad ya no reclaman que sus curricula o planes de estudios sean diferentes, quieren escuelas diferentes para que se enseñe su cultura particular.

Las nuevas tecnologías (computadoras, televisión, etc) ponen en un predicamento al saber escolar, por cuestionar lo instituído en las escuelas. Los maestros reaccionan defendiendo el antiguo orden basado en saberes básicos y generales y resisten la embestida tecnológica defendiendo nostálgicamente el viejo orden letrado.
Hoy los maestros no ejercen su poder como lo hacían en otros tiempos. Actualmente, deben incluir parte de la cultura que el alumno trae desde “fuera” de la escuela y tratar de asimilarlo para enseñar aquello que propio de la institución. El maestro debe adaptarse a sus alumnos y no como otrora a la inversa.
Al mismo tiempo la escuela construye saberes cada vez más específicos que se alejan del entendimiento del lego, del común de la gente. Este estado de conflicto que existe por parte de lo que se enseña intramuros y lo que está al alcance de todos, es uno de los problemas más relevantes que se desarrollan en el momento.
Poco a poco, la escuela se enfrenta a las actividades extraescolares que van ganando terreno y quitan protagonismo a la institución. Este es el estado de crisis actual en el cual es difícil pronosticar quienes vencerán en la legitimación de los saberes que se enseñan, dónde, cómo y cuándo.






Conclusión

Este capítulo, sin lugar a dudas, plantea el origen, desarrollo y actual problemática de la institución educativa. Es interesante resaltar la crítica que realiza a la escuela moderna, sin por esto deslegitimar la necesidad de la educación pública. En lo personal, lo que más me llama la atención son los planteamientos últimos que realiza en el actual contexto de la escuela. Entre sus líneas deja ver la peligrosidad de la “segmentación” social que puede producirse si cada sector demanda algo diferente de la escuela, y quiénes son los que están en condiciones de demandar dicho cambio. Esta segmentación atenta contra la uniformidad social. Es por ello que atender a la diversidad es una tarea por demás compleja. ¿Cómo atender a la singularidad, a la pluralidad, sin caer en divisiones sociales que profundicen las brechas entre sectores de la población? Es muy interesante el planteo de que el ritmo al que crecen las diferentes agencias alternativas de producción de conocimiento cuestionan y parecen deslegitimar constantemente el trabajo de la escuela. En mi opinión, la escuela no puede competir contra la riqueza y variedad cultural que ofrecen estas nuevas agencias. A riesgo de ser cuestionado, creo que la escuela pública debe reclamar ese protagonismo como agente socializador, sin descuidar su función específica. Si ocurre una segmentación en educación, en la cual cada cultura reclame su propia escuela, se corre el riesgo de perder ese hilo conductor que nos incluye a todos como parte de algo más grande, que bien podría ser el estado. Es necesario respetar la diversidad cultural, pero es necesario también hacer hincapié en un encuadre de valores universales, que atraviese a todos los ciudadanos sin distinción de clase, raza, credo o etnia.


Bibliografía

Narodowski, Mariano (1999), “Después de clase. Desencantos y desafíos de la escuela actual” Ediciones Novedades Educativas, Colección Edu/Causa. Argentina pp 59-80